El coito no es la única forma de placer. Al menos, no debería serlo. La cantidad de opciones que tenemos en materia sexual puede ser innumerables. La tendencia a considerar el coito como una práctica imprescindible para que el sexo sea satisfactorio se conoce con el nombre de coitocentrismo.
Sin embargo, creer que esl algo que resulta necesario para obtener un sexo satisfactorio no es algo que podamos considerar cierto. Claro que el coito puede proporcionarnos una buena dosis de placer. Pero un buen número de prácticas que no incluyen la penetración, también. Esto es así. Sin ninguna duda. Subestimar todas las prácticas sexuales diferentes al coito resulta una malísima idea. ¿No te parece? A nosotros, sí. Definitivamente.
En realidad, el coitocentrismo está muy relacionado con el concepto de genitalidad. En este caso, se entiende que los genitales y su uso resultan fundamentales para mantener relaciones sexuales. Se suelen considerar incompletas si no ha existido la intervención de alguno de estos órganos. Evidentemente, en el coito han de intervenir tanto los órganos sexuales masculinos como los femeninos. Sin embargo, esta tendencia obvia que el órgano sexual más importante de un ser humano es su cerebro. También que todo el cuerpo puede intervenir en la consecución del placer sexual.
Bien es cierto que determinadas sociedades cuentan desde tiempos inmemoriales con esta forma de entender la sexualidad. Sin embargo, no es menos cierto que las relaciones sexuales que no incluyen el coito, e incluso aquellas que excluyen en determinados momentos la genitalidad, pueden llegar ser tanto o más gratificantes que las que sí lo hacen. Prueba a practicarlo.
No cabe duda de que la unión sexual de dos individuos a través del coito puede llegar a ser una práctica verdaderamente intensa. La unión a través de los genitales proporciona un nivel de intimidad muy importante. De la misma manera podemos conseguir ese nivel de intimidad elevado a través de otras prácticas que no tienen porque incluir el coito.
En ocasiones, algunas personas que suelen ver el coito como la única práctica sexual posible acaban teniendo problemas de disfunción sexual. Si tenemos en cuenta aspectos exclusivamente biológicos hemos de señalar que el placer sexual que tiene una mujer en un encuentro sexual alcanzar mayores niveles de satisfacción a través de la estimulación del clítoris que con la penetración. No en vano el clítoris es el único órgano de la anatomía humana cuya única función es proporcionar placer.