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Mentiras del sexo en el cine

El cine está lleno de mentiras. De eso no cabe duda. Se trata, en la inmensa mayoría de las ocasiones de mentiras maravillosas. Mentiras que nos emocionan hasta límites insospechados. Pero, mentiras al fin y al cabo. Destacan de una forma especial en lo relacionado con los asuntos sexuales. Es habitual que en la gran pantalla veamos circunstancias que no se dan en la vida real de la misma manera. Es posible que algunas personas no entiendan el lenguaje cinematográfico y piensen que así es como se produce el sexo en la vida real. Sin embargo, no existe nada más lejos de la realidad. Por eso vamos a contaros algunas cosas relacionadas con el sexo que no se muestran igual en el cine y en la vida.

Cada vez que aparece una situación en la que se plantea accino sexual, el hombre consigue, de forma milagrosa e inmediata una magnífica erección. En la vida real esto no sucede así. Si bien el periodo de tiempo que necesita un hombre para alcanzar la erección es mucho menor que el que precisa una mujer para estar preparada para el sexo, también se necesita de un espacio de tiempo para estar a punto.

En la misma situación que en la descrita en el párrafo anterior. La mujer se entrega al sexo de forma inmediata. Además, aparenta disfrutarlo sobremanera. No estaría mal, pero no es así en la realidad. Igual que el hombre, la mujer precisa de un periodo de adaptación. Especialmente para ser penetrada. Sin excitación sexual y tiempo, lo más probable es que la penetración sea dolorosa. Eso es así. Es una pena.

Otra de las mentiras del cine en lo relacionado con el sexo está en el orgasmo. Si bien es posible que ambos participantes alcancen el orgasmo al mismo tiempo, lo más habitual es que no sea así. Sobre todo si se trata de personas desconocidas. Para alcanzar el orgasmo al mismo tiempo es necesario tener bastante práctica. Además de conocimiento y confianza mutua. No es tan facil.

La ausencia de uso de medidas profilácticas para la práctica del sexo también es otra de las mentiras que aparecen en el cine. Nunca vemos a un hombre enfundar su pene. En la vida real, la ausencia de preservativos en el coito puede suponer el contagio de ETS, además de embarazos no deseados. Imprescindible el uso de esta medida.

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