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Los secretos del bondage

El bondage es una práctica sexual que cada vez se sigue con mayor interés. En realidad, se trata de una actividad muy llevada a cabo en casi cualquier época. Lo que sí es cierto es que la visibilidad que se le da ahora es mayor que nunca. Es posible que el éxito de alguna novela pretendidamente erótica, llevada posteriormente al cine, haya ayudado a dar una presencia al bondage que antes no tenía.

El término «bondage» proviene del verbo inglés «to bind», cuyo significado, maniatar, deja bastante claras las intenciones de quienes practican este juego sexual. Se trata, sin duda, de una de las prácticas más conocidas de todas las que engloban el BSDM. Consiste, básicamente, en maniatar a la parte sumisa del juego. Son varios los tipos de elementos que se pueden utilizar para este fin. Las cadenas y las esposas son la versión metálica, digamos. Existen otras versiones más sutiles, como el cuero y el látex. También tenemos otras más rústicas como la soga. El objetivo en todos los casos pasa por inmovilizar a la persona sumisa para que quien asume le rol de amo la tenga a su plena disposición.

La mera sensación de liberarse de todo tipo de inhibición suele ser el motivo principal que lleva a algunas personas a la práctica del bondage. Sin embargo, otras personas se sienten más atraídas por las sensaciones meramente físicas. La presión que ejerce la atadura es alguna de las más valoradas de estas últimas. En los juegos de sumisión resulta muy frecuente el uso de esta práctica.

En cualquier caso, siempre que se practique bondage se han de observar una serie de normas básicas de seguridad. Lo primero, por supuesto, es asignar los roles para que no haya confusiones. Una vez hecho esto, se ha de establecer un código de seguridad que garantice parar cuando la persona dominada no esté de aucerdo con alguna de las acciones que se llevan a cabo.

Pero no basta con esto. La seguridad es lo primero en cualquier práctica sexual. Por supuesto, también en el bondage. En ningún paso se ha de pasar la cuerda o elementos análogos por lugares peligrosos como el cuello. También es conveniente tener siempre a mano un elmeento que nos permita librarnos rápidamente de las ataduras. La duración de las sesiones han de ser cortas para no mantener largo tiempo posiciones incómodas.

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