El deseo sexual de la mayoría de las mujeres experimenta cambios sustanciales a partir del primer o, como mucho, el segundo año de relación de pareja estable. Las autoexigencias femeninas y el modelo social todavía vigente, no lo ponen fácil. Hablemos claro, aquel anhelo sexual que hay en el principio, cuando estamos químicamente enloquecidos por los efectos del enamoramiento, llega un punto en el que todo se modifica. Sin duda, el deseo sexual cambia con el tiempo.
Cuando esto ocurre, las mujeres tienen tendencia a culpabilizarse comparándose con los hombres. Pensando que parece que ellos siempre están dispuestos y deseosos. En cambio, ellas, no funcionan igual. Efectivamente, las mujeres no funcionan como los hombres en cuanto al deseo sexual. De hecho, cada persona tiene todo el derecho de ser especial y genuina en este sentido. De eso no cabe duda.
Por favor, dejemos de compararnos. Inicialmente se describió el modelo sexual en una serie de fases ordenadas y secuenciales. Primero, aparece el deseo. Después, viene la excitación. Finalmente, el orgasmo.
Hoy día sabemos que esto se queda muy, muy corto. Que no encaja en el patrón de muchos hombres ni en el de la mayoría de mujeres. En las relaciones sexuales de los primeros tiempos sí que suele aparecer un deseo sexual espontáneo. Pasado un tiempo, la pareja ya no es un estímulo innovador y sorprendente. Esto cambia.
Las mujeres, en estas circunstancias pueden llegar a sentir un deseo anticipatorio de manera esporádica y espontánea. Sin embargo, en la mayoría de casos, es habitual aceptar o iniciar un acercamiento sexual desde un punto de neutralidad erótica. O sea, sin tener mucho deseo sexual o nivel de excitación. ¿Por qué lo hacen entonces? Bueno, puede ser por varias razones.
A veces, con la intención de recibir o compartir placer físico con la pareja. A veces para acercarse emocionalmente a ella. Otras veces, esta aproximación se da por la búsqueda de sentirse atractivas, deseadas. Otras, para gestionar la culpa por haber pasado un tiempo demasiado largo en satisfacer el deseo de su pareja. Son muchas las razones que pueden estar en el origen de este comportamiento.