Las bolas chinas pueden resultar fundamentales en el sexo. Si bien hace unos años era impensable el uso de juguetes sexuales para facilitar o potenciar nuestras relaciones, hoy en día resulta cada vez más natural su uso. Las bolas chinas, aunque también respondan a otras necesidades, pueden ser consideradas un juguete sexual.
La sexualidad ha sufrido un notable cambio en las últimas décadas. Una sociedad más abierta y dispuesta a hablar de sexo con naturalidad ha permitido el desarrollo de poder compartir nuestras experiencias sexuales, nuestros problemas, y en general, enriquecer nuestra vida sexual. De esto no cabe duda. Basta con observar nuestra sociedad.
Sin lugar a dudas, para disfrutar al máximo hay que abrir nuestras mentes y estar dispuestos a experimentar con nuestra pareja dentro de un ambiente de comprensión, aceptación y disfrute mutuo. Las bolas chinas pueden utilizarse perfectamente como instrumento de placer. ¿Lo sabías? Seguro que sí.
Nunca está de más recordarlo. En muchos foros se habla del uso de las bolas chinas por sus propiedades terapéuticas. Destaca su uso en el fortalecimiento de la musculatura pélvica. De hecho, como hemos visto en otros artículos, sus cualidades para evitar problemas de incontinencia urinaria, de vaginismo, son cada vez más reconocidas por la medicina, y ya no es extraño que sean recomendadas por los ginecólogos, o analizadas en estudios científicos. Pero las bolas chinas también se han utilizado y se utilizan como instrumento de placer. Y hasta el origen, parece que se utilizaban para facilitar la lubricación. Parece lógico.
Debemos reivindicar sin rodeos esta faceta de las bolas chinas que es tan importante como la terapéutica. A estas alturas, todos sabemos que una buena salud sexual es imprescindible para mantener una vida sana tanto física como mentalmente. Es imprescindible. Y las bolas chinas son el instrumento ideal para que alcancemos este tipo de objetivos. En cualquier caso, no hemos de desdeñar su función terapeútica, ni mucho menos. Es una realidad.
Las podemos utilizar en solitario o con compañía. En casa o fuera. Podemos aprovechar las vibraciones que producen sobre la vagina o podemos utilizarlas como un juguete que puede llegar a acariciar el clítoris o el punto G. Opciones hay a patadas. Todas las que podamos imaginar. Las posibilidas que nos ofrece este juguete erótico, tanto a nivel terapéutico como lúdico, son muchas. Sin duda.