Cap D’Agde ha sido elegida como al capital mundial del sexo en público. Ahora que estamos en pleno periodo estival, ¿qué tal pasar las vacaciones en un lugar bien liberal y con, digamos, mucha emoción? Hay un destino tan libertino que ganó los apodos de capital mundial del sexo en público» o «Sodoma y Gomorra del siglo XXI». Pues es la Sin City, o ciudad del pecado. Existe y se llama Cap D’Agde y está en el sur de Francia, a unos 760 kilómetros de París. Allí, vale todo. Las personas andan desnudas por las calles, pueden transitar por las playas de nudismo y hacer fiestas bien explícitas en las discotecas. Sin duda, el mejor lugar para el sexo en público sin prejuicios.
Cada verano, Cap D’Agde recibe 40 000 turistas, la mayoría franceses, belgas, alemanes y holandeses, con cincuenta años o más. Los mapas que se entregan en los centros de información turística muestran bien los diferentes lugares de interés.: Cuenta con un área de nudismo para familias, swingers, prohibido para menores y homosexuales. Estas dos últimas son los escenarios de la denominada «pegada fuerte». En los preliminares, las parejas suelen provocar la participación de los que se encuentran simplemente mirando. En esa hora «H», no es posible puede grabar o fotografiar. Los pocos atrevidos que se atreven a sacar la cámara o el teléfono, normalmente, no salen bien parados. El sexo en público tienen sus normas contra los paparazzi.
Por la noche, como no podía ser de otra manera, la fiesta continúa . El estricto código de vestuario de las discotecas locales obliga a los hombres a entrar con pantalones y camisas. Para las mujeres el tema de l vestuario es completamente libre pero, a pesar de la libertad imperante, la mayoría disfruta del uso de prendas como, por ejemplo, corsés. El lugar más popular es el Le Glamour, que tiene habitaciones, mazmorras y gloryholes, es decir, espacios con agujeros en las paredes con el objeto que cualquiera se pueda imaginar. En el club nocturno, el teléfono está prohibido. Curiosamente, los solteros son identificados con una pulsera verde lo que permite que se separen de aquellos que van emparejados.