La genofobia es el miedo irracional al sexo. Otro término que define esta realidad es coitifobia. Se trata en una repulsión hacia las prácticas sexuales experimentada por la persona que padece este problema. Las personas que sufren esta fobia, en ocasiones, pueden experimentar algún tipo de complicación. Las complicaciones suelen ser mayores cuanto más intensas sean las circunstancias sociales que envuelven el entorno del individuo que sufre genofobia.
En el momento en el que tratan de hablar con su pareja, en caso de tenerla, sobre relaciones sexuales suelen experimentar diferentes síntomas que evidencian la fobia que se padece. SOn frecuentes los ataques de pánico, la aceleración de la respiración y del pulso, el exceso de sudoración y otras manifestaciones tales como la sequedad de boca, el dolor de estómago que, finlamente, conflueyen en la incapacidad para concluir de forma exitosa cualquier tipo de relación sexual.
Las causas en las que se esconde el origen de la genofobia pueden estar en diferentes circunstancias como, por ejemplo, la experimentación de experiencias traumáticas relacionadas con el sexo. Haber sufrido abusos sexuales en algún momento de la vida suele ser la más frecuente. Pero puede haber otras de diversa índole como el miedo a contraer algún tipo de enfermedad de transmisión sexual o haber tenido una mala formación sexual en la niñez basando la información, por ejemplo, exclusivamente en el porno. Resulta común este tipo de iniciación el el sexo que peude generarnos importantes consecuencias en un futuro a medio plazo.
El tratamiento al que deben someterse las personas que sufren genofobia ha de ser prescrito por un médico especialista pero, en general, suelen pasar por la combinación de determinadas terapias con el uso de alguna medicación. Cuando una persona descubre que tiene los síntomas que podrían explicar esta fobia, ha de ponerse, a la mayor brevedad posible, en manos de un doctor especialista. Como siemrpe ocurre en estas y en otras circunstancias similares, cuanto antes nos pongamos en marcha para solucionar el problema, más sencillo será diagnosticarlo, primero, y trabajar para solucionarlo después. Contar con la ayuda de un profesional en el ámbito de la medicina que nos ocupa resulta totalmente indispensable.