Otra vez más, nos vamos a ocupar del orgasmo femenino. Y es que estamos ante una cuestión que está llena de mitos. El exceso de información, a veces, no es algo tan positivo, ya que, entre la fiable, también se cuela alguna, en absoluto contrastada. En realidad, eso sucede con casi cualquier otro asunto. Lo cierto es que siempre habrá un nuevo aspecto a ser discutido o aprendido en relación al orgasmo femenino. De eso no existe la menor duda.
Generalmente, se tiene bastante idealizado cómo es, cómo puede ser, lo que es normal y lo que no es normal. A veces, nos abrumamos con datos y datos que tratan de cuantificar algo que, en realidad, no sirve de nada cuantificar. Esto ocurre porque la discusión de la sexualidad está siempre replicada del modelo masculino, que es tradicionalmente valorado por la apariencia, cantidad y potencia. Puede que tampoco valga de mucho en el caso de los hombres, pero lo cierto es que el modelo masculino, fundamentalmente, trata de medir y medir. En fin, ponerle números al asunto
Algo que debemos tener siempre muy presente es que el orgasmo femenino es algo muy complejo, pues involucra todo el cuerpo y también, aunque a veces nos olvidemos de ello, las emociones. Esa sensación de placer es casi ilimitada pues, al contrario del hombre, es difusa y depende mucho, pero mucho más del potencial de entrega y de la percepción de su cuerpo que la mujer tiene que del compañero propiamente dicho.
Esta afirmación puede chocar o, incluso, irritar a algunos hombres que miden su capacidad por la calidad del orgasmo de sus parejas pero, en realidad, no es lo que sucede de una forma más habitual. Por supuesto, una buena relación es fundamental para que la intimidad aparezca de forma espontánea y la mujer pueda experimentar su placer en forma de orgasmo.
También sucede, que, con los años y la acumulación de experiencias, algunas mujeres aprenden a disfrutar de una forma más intensa de su cuerpo y de las sensaciones que este les transmite. Por supuesto, el orgasmo femenino es una de estas sensaciones. La madurez, sin duda, le sienta bien a muchas mujeres.