Tras un estudio minucioso y exhaustivo de todas las nuevas propuestas en lo que a posiciones sexuales se refiere y tras una rigurosa clasificación, hemos podido comprobar que todas estas aparentes novedades pueden clasificarse como variaciones de seis, sólo seis, posturas clásicas. Sï, efectivamente. Las cientos de miles de posiciones que pretenden descubrirnos un mundo de fantasía y sexualidad para conquistar el futuro no son más que palabrería barata basada en realidades antiguas.
El misionero es un cñasico entre los clásicos. También podemos denominarlo como «estoy cansada, hazlo tú todo». Durante siglos, se ha tratado de desprestigiar a este estándar de las posiciones sexuales precisamente por la pasividad que mostraba la parte femenina de la pareja. Su nombre, curiosamente se basa en que las indígenas del nuevo mundo no habían descubierto las bondades del sexo hasta que aparecieron por allí los misioneros de la vieja europa para enseñárselo. Espectacular punto de partida.
La amanzona es otro de los grandes grupos en los que clasificar las posiciones sexuales. Estamos ante una cabalgadura sin silla de montar. La complicación no es excesiva. También se puede llamar «la rociera», en versión cañí, por supuesto. La amazona invertida es otro de los cláiscos. Podemos imaginarnos a la misma amazona de antes pero cabalgando en el sentido contrario. El perrito, también denominada «a cuatro patas» es el clásico en el que el hombre penetra desde atrásy trata, casi siempre sin éxito, de confundirse de agujero de entrada. Al cucharita es similar a la anterior pero utilizando el borde de una cama, o similar, como soporte. Por último, ideal para espacions mìnimos, como el baño del bar o el armario del formtorio de los suegros, siempre tenemos la opción de hacerlo ambos de pie.