El objetivo del orgasno, en ocasiones, parece que es el único que teneos en la cabeza cuando iniciamos un enceuntro sexual. Sin embargo, no cabe la menor duda de que esto no debería ser así. Al menos si lo que qeremos es contar con experiencias sexuales gratificante que nos proporcionen una sexualidad sana. Tanto es así, que resulta bastante probable que si el objetivo del orgasmo no estuviera tan presente en el momento de iniciar un enceuntro sexual, los casos de anorgasmia serían mucho menores.
Por supuesto que todos queremos disfrutar del sexo y que, en algún momento, aparezca ese momento delicioso en que al canzamos el clímax. Sin emabrgo, que el objetivo del orgasmo sea el único que nos impulse a actuar puede llegar a generar la situación contraria. El bloqueo se puede adueñar de nosotros e impedirnos alcanzarlo. Desear algo con más fuerzas de las necesarias es, en ocasiones, la mejor manera de anular nuestra capacidad para alcanzarlo. Parece duro, pero es asi.
La solución a este problema, sin el menor ápice de duda, dejar de pensar en el objetivo a conseguir. El orgasmo debe ser una consecuencia generada por una actividad satisfactoria de dsifrute colectivo. En realidad, no debe ser un objetivo en sí mismo sino algo que sucede cuando se dan las circunstancias para que suceda. Si nos lo planteásemos de esta manera, la tensión que nos autogeneramos en este sentido se relajaría hasta permitirnos alcanzar situaiones que, de otra manera, sería muy dificles de alcanzar. Así pues, que le objetivo del orgasmo no se anuestro objetivo es la mejor forma de librarnos de este problema.