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El sexo de los solteros

El sexo de los solteros, aunque nos neguemos a aceptarlo en ocasiones, no es igual que el de las personas casadas. Habremos de hacer una puntualización, En este texto, cada vez que nos referimos a solteros o casados, en realidad, no estamos hablando de su estado civil sino de si mantienen una relación estable o no. Una vez hecha la aclaración, es preciso señalar que el estado de soltería, a nivel de las relaciones afectivas, suele suponer instalarse en una zona cómoda sin otro objetivo que enfrentarse a la soledad que supone esta forma de vida, mientras que la vida en pareja se caracteriza por compartir hogar, relaciones sentimentales, trabaja y, en muchos casos, descendencia. Es evidente que en vidas tan diferentes, por fuerza la forma de enfrentarse al sexo pase por ser realmente diferente. El sexo de los solteros tienen sus propias características como el de los casados tienen las suyas.

El sexo de los solteros, por fuerza, es diferente. Hace algunas semanas, la prestigiosa publicación Social Psychological and Personality Science publicó un trabajo cuyas conclusiones afirmaban que a las parejas que tienen un proyecto de vida en común, mantener una relación sexual a la semana les resulta suficiente. Es evidente que no en todos los casos debe ser así, por eso hemos de entender esta afirmación como referida al promedio de las parejas casadas, mientras que, el sexo de los solteros debe ser, necesariamente mayor.

El sexo de los solteros es diferente y, probablemente, se repita con una mayor frecuencia, al menos que los datos arrojados por el trabajo mencionado anteriormente. Las variedades de pareja ocasional que manejan los solteros en la actualidad es enorme. Desde le tradicional amigo con derecho a roce, ahora denominados «follamos», hasta los fuckbuddy o, cómo no, la enorme oferta que a este respecto ofrecen las redes sociales.

Lo que también es cierto y supone un axioma incuestionable al pretendido sexo de los solteros es que el nivel de seguridad en practicarlo no es, en absoluto, nada alto. Las opciones suelen ser más y más variadas pero también resultan más complicadas para hacerlas coincidir con las necesidades, gustos y horarios. Sin duda, esto es una forma de compensación que alcanza, casi, la justicia poética.

 

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