El sexo en casa no tiene por qué ser aburrido ni mucho menos. Son muchas las cosas que podemos hacer, sin movernos de nuestro domicilio habitual para que el sexo con muestra pareja sea realmente fantástico. Como todos sabemos, resulta muy conveniente introducir variantes a nuestro comportamiento sexual que alejen la rutina de nuestra vida de pareja. Sin embargo, contra lo que solemos pensar, no es necesario que huyamos del hogar habitual para poner en marcha este tipo de variaciones. En absoluto es así, El sexo en casa, también puede ser muy, muy variado y divertido.
Una de las opciones que podemos utilizar para tener sexo en casa divertido es aprovechar todos los rincones de la casa que nos propongan variantes a realizar y, en definitiva, tabúes que romper. Contra la monotonía, la mejor receta es poner en el asador toda la variedad posible y, sin duda, esa variedad es posible encontrarla en los diferentes espacios que nuestra casa nos ofrece y que siquiera nos habíamos parada a pensar el uso que les podríamos dar
Está claro que existen un montón de lugares que resulta completamente clásicos para los encuentros sexuales. Por un lado tenemos los habituales sofás y camas y, por otro, un grupo de espacios que no son tan habituales pero que son los primeros a los que recurrimos cuando buscamos algo de variedad. entre estos últimos podemos destacar el baño o la ducha o, todo un clásico, la cocina. Sin embargo, no tenemos por qué acabar ahí.
El sexo en casa puede adquirir otra dimensión si buscamos los lugares en los que tengamos espejos y ponemos en marcha toda nuestra imaginación para practicar sexo con nuestra pareja. Las nuevas perspectivas que de nuestro encuentro ofrecerán los espejos pueden llegar a rea¡soltar realmente excitantes. Cuando tenemos la posibilidad de contar con un espejo en el techo, la capacidad de excitación suele crecer de forma exponencial.
El quicio de la ventana o el propio balcón de la casa suelen ser lugares muy excitantes para mantener sexo en casa. En estos lugares se mezcla la adrenalina que a todos se nos dispara cuando existe la posibilidad de ser descubiertos por un vecino o por cualquier transeúnte curioso con la seguridad que da el propio hogar. El resultado suele ser increíblemente excitante.