Es verdad que los hombres, sobre todo si son jóvenes, no necesitan los preliminares para obtener una erección. El simple hecho de asomarse a un escote o de tener un roce cariñoso con una mujer puede despertar su apetito sexual. En cambio, la excitación sexual en las mujeres es más lenta, para una buena lubricación vaginal y un contacto sexual intenso, la mujer necesita unos mínimos actos preliminares.
Salvo si no hay problemas de erección, los hombres tienden a saltar esta etapa, o, al menos, hacer que dure poco. Necesitan llegar rápido al grano, a la penetración. Sin embargo, los preliminares permiten tener un erección más fuerte, un mejor control de la eyaculación, y por lo tanto, un orgasmo más intenso.
Con la edad, la erección requiere más mimo y es más lenta. Los músculos están menos fuertes, sobre todo si no se hace ningún ejercicio deportivo. El hombre de edad avanzada necesitará más preliminares, más caricias sexuales a nivel de las zonas genitales para una erección segura y evitando recaída.
Durante los preliminares, las zonas erógenas se estimulan, repartiendo la excitación por todo el cuerpo. Eso hace que la energía se desconcentre de las zonas genitales, el fenómeno de hipersensibilidad es mínimo y la eyaculación llega más tarde. Gracias a los preliminares, el nivel de excitación sube con un ritmo progresivo. En caso de eyaculación precoz, se recomienda estimular las zonas erógenas secundarias primero, y después las principales.
Una relación sexual que se inicia con preliminares dando el tiempo suficiente al ritmo de excitación puede ofrecer entre 5 y 10 veces más de placer, tanto al hombre como a la mujer, que una relación que sólo ha constado de penetración. La distribución de la excitación a través de todo el cuerpo aumentar el placer, hacen que todo el cuerpo reaccione con el aumento de la libido, y por lo tanto, el orgasmo sea más intenso y más largo.
Además de las cuestiones puramente físicas, los preliminares son muy importantes para aumentar la complicidad de los dos y descubrir los cuerpos. Los preliminares permiten encontrar cada vez nuevas sensaciones, nuevas zonas erógenas y aumentar la confianza en sí mismo y en la pareja.