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El sexo y la felicidad

El sexo y la felicidad están íntimamente relacionados. SI nos preguntasen a cualquiera de nosotros sobre cuál es la relación que existe entre estas dos variables, casi con toda seguridad, aún sin contar con ningún rigor científico en nuestra respuesta, contestaríamos que la relación ha de ser, necesariamente, directamente proporcional, es decir, cuanto mayor se al a cantidad y la  calidad del sexo que practiquemos, mayor será nuestro nivel de felicidad. Sin embargo, la prestigiosa universidad de Carnegie mello, en Pittsburch, EEUU, acaba de publicar  en «Journal of Economic Behavio & Oranization» un estudio cuyas conclusiones afirman lo contrario. Esto es, cuanto más sexo tengamos menor será el grado de felicidad que alcancemos. Sorprendente, ¿no?

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores seleccionaron una muestra de 128 personas sanas de edades comprendidas entre los 35 y los 65 años que, además, estaban involucradas en relaciones de pareja heterosexuales y estables. A las personas seleccionadas se les sometió a una serie de encuestas que trataban de determinar cuestiones significativas sobre su personalidad, sus emociones y las variaciones de su libido. El estudio se completó con una monitorización de las variaciones experimentadas a lo largo de los 90 días que duró el estudio.

Los resultados del estudio resultaron ser una verdadera sorpresa a la vez que una gran decepción. Al menos así se expresaba el profesor de economía y psicología de la mencionada Universidad, el doctor, George Loewenstein. En realidad, las expectativas iban encaminadas a relacionar una mayor cantidad de relaciones sexuales con un mayor nivel de felicidad. Sin embargo, lo que encontraron fue la situación totalmente opuesta. Los que menos relaciones sexuales mantuvieron son los que mayores niveles de felicidad alcanzaban.

Sin embargo, puede que el estudio no determinase que el propio hecho de «obligar» a un grupo a mantener un mayor número de relaciones sexuales de las habituales ya estuviese condicionando el estudio, aportándole sesgos y haciendo que los resultados no fuesen fieles a la realidad. Evidentemente la diferencia entre realizar algo porque quieres hacerlo o porque estás obligado es realmente importante. Por lo tanto, el estudio deberá completarse para determinar el grado de correlación que existen entre las variables anteriormente descritas.

 

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