¿Has oído hablase de la inteligencia sexual? ¿Sabes a qué nos referimos cuando hablamos de ella? Lo primero que podemos decir de ella es que resulta totalmente imprescindible si lo que queremos es e¡sentirnos completamente satisfechos en la cama. Esto vale igual para hombres que parea mujeres. En esto no hay diferenciación por sexos. En realidad, de tu inteligencia sexual depende la cantidad de de deseo, de pasión e, incluso, de excitación que seas capaz de mantener en la cama.
En realidad, no se trata de un concepto muy conocido pero, sin lugar a dudas, la inteligencia sexual es algo que realmente existe. En realidad, le pongamos el nombre que le pongamos, se trata de tener un nivel máximo de conocimiento del propio cuerpo, de tener un grado máximo de conocimiento de la propia sexualidad. Cuando esto sucede y somos capaces de optimizar nuestros conocimientos al respecto para orientarlos a obtener placer y a proporcionarlo, estamos ante una persona sexualmente inteligente.
Resulta evidente que el sexo es placer. Por supuesto que esto es así. Pero no es un placer gratuito que se obtienen sin más. Se trata de un placer que es más intenso cuando entrenamos a todo nuestro cuerpo para conseguirlo. Lo mismo sucede con la persona que comparte nuestras sesiones sexuales. Cuanto más conozcamos cómo dar placer a nuestro cuerpo más posibilidades de que nuestro compañero o compañera de andanzas sexuales disfrute con nuestra compañía.
La inteligencia sexual, en realidad, es algo tan sencillo y tan difícil de conseguir como la permanente lucha por alcanzar una vida sexual plenamente satisfactoria. Se trata de un «oficio» que hay que aprender cada día y para el que hay que esforzarse todos los días. Resulta obvio que no se nace sabiendo y que todo conlleva un proceso de aprendizaje. En el caso que nos ocupa también sucede así.
Los beneficios de la inteligencia sexual no se limitan a la plenitud en lo que a la vida sexual se refiere. Sus aportaciones a otros ámbitos de la vida resulta inestimables. A modo de ejemplo, citaremos la autoconfianza que, un alto nivel de inteligencia sexual, proporciona al individuo.