Tener sexo es necesario. Para el cuerpo y para la mente. Desde la lucha por la supervivencia de la especie hasta la forma más increíble de placer, hay un amplio abanico de beneficios que nos aporta, de forma natural, cualquier encuentro sexual. Tener sexo, además de ser necesario, nos produce una cantidad de cuestiones beneficiosas que, probablemente, no seamos capaces de tener presente a simple vista. Así que vamos a hacer un pequeño recorrido por alguna de ellas.
Tener sexo quema calorías. Una sesión de buen sexo puede llegar a quemar, aproximadamente, hasta 150 calorías. Evidentemente, no es lo mismo que hacer una sesión de ejercicio intenso en lo que a quema calórica se refiere pero, por el contrario, el ejercicio tampoco llega, de ninguna manera, a ser tan placentero como el sexo. En cualquier caso, si te parecen pocas calorías, basta con que aumentes el número de sesiones.
Tener sexo ayuda a dormir mejor. En realidad, esto resulta bastante conocido. lo que no suele estar tan claro es el por qué. Tras experimentar un orgasmo, el cuerpo tiende a relajarse para recuperarse del intenso esfuerzo que acaba de llevar a cabo. En realidad, es un proceso químico. La oxitocina y las endocrinas se encargan de hacer todo el trabajo.
Tener sexo es una de las terapias más eficaces que se conocen contra el estrés. Si la sociedad moderna tienen un mal, sin duda, ese es el estrés. Una de las mejores formase e hacerle frente es manteniendo sexo con regularidad. Es cierto que, en situaciones de máximo estrés, es difícil concentrarse para poder disfrutar del sexo. Sin embargo, cuando se consigue, la cantidad de estrés acumulado disminuye de forma muy significativa.
Tener sexo también mejora el sistema inmunitario. Una buena sesión de sexo, por increíble que parezca, hace crecer el número de defensas que tenemos en nuestro organismo. Las enfermedades comunes aparecen con menor frecuencia en las personas que mantienen sexo de forma regular. Pocas formas se me ocurren más placenteras que ésta para prevenir las enfermedades comunes que nos acechan en la vida diaria. En definitiva, para defendernos de gérmenes, virus y bacterias, nada mejor que el sexo.