El tantra, en realidad, no es más que la búsqueda de la propia esencia. Algo que parece tan nimio y, sin embargo, resulta tan enorme. La búsqueda de la naturaleza auténtica que subyace debajo de las capas de protección que nos ponemos encima. La búsqueda permanente de la libertad. El tantra es sexo, pero no es sólo sexo.
El sexo tántrico enfatiza de forma especial en el cuerpo y en sus energías. Toma el cuerpo como parte de algo intocable y entiende el deseo como la forma de transcender. El sexo, para el tantra, es una fuente inmensa de placer que surge desde el respeto máximo, casi como si se tratase de una deidad, al cuerpo y, siempre, con el deseo como forma de transcender.
La india y Oriente fueron las cunas de tantra aunque, a día de hoy, se encuentra extendido por todos y cada uno de los rincones del planeta. En esencia, el tantra no utiliza el sexo como forma de descarga sino como un intercambio de energías entre el hombre y la mujer. Por eso toma tanta transcendencia el control de la eyaculación en el caso del varón. La eyaculación hacia fuera supone una pérdida de energía que puede transformarse si se realiza hacia dentro a¡haciendo que active los siete chakras de la conciencia.
Se desarrolló en la India y en Oriente y considera importante que el hombre no eyacule porque la energía que se liberaría con la eyaculación ‘hacia afuera’ -lo que se entendería como una pérdida- puede utilizarse transformada para que la energía ascienda y active los siete chakras de la conciencia. El tantra no usa el sexo como descarga sino como intercambio de energías masculina y femenina.
Le energía sexual, en el sexo tántrico, debe circular y fluir, en ningún caso perderse. Cada perdía de energía debilita cada una de las acciones posteriores. Una de las formas de conseguir esta preciada meta consiste en colocar, de forma consciente, las manos sobre algunos de los chakras para intentar enviar toda la energía a los puntos adecuados. El cuerpo, de esta manera, es capaz de retroalimentarse de la explosión cósmica que supone cada orgasmo alcanzado.