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El sexo en un hotel es mejor

El comienzo del año es una buena época para mantener sexo en un hotel. Una vez pasadas las fiestas con la familia y los amigos, una escapadita con nuestra pareja siempre viene bien. Es mucha gente la que gusta de realizar este tipo de prácticas. De hecho, se producen más salidas vacacionales de corta duración en las semanas posteriores a las fiestas navideñas que durante las propias vacaciones de Navidad. Además, parece que se ha demostrado que el sexo en un hotel es de mayor calidad que el que mantenemos en cualquier otro lugar.

En realidad, aquellas cosas de las que más disfrutamos cuando acudimos en pareja a visitar un hotel son aquellas cosas comunes que ya tenemos a nuestro alcance cada día en nuestra casa. Ni la piscina ni el jacuzzi nos resultan tan tentadores como una buena sesión de sexo con nuestra pareja en la cama. No buscamos cosas raras. Parece que cuando una pareja llega a un hotel aparca los prejuicios y las rutinas en la pueda de la habitación y dejan rienda suelta a su imaginación para practicar sexo sin tapujos.

Nada parece tan satisfactorio como liberar la mente descargándonos de nuestras rutinas hogareñas. Hacer que nuestra mente libere la tensión acumulada por la rutina es la práctica habitual cuando una pareja acudas a un hotel en busca de sexo, lo que hacer que nuestra mente se sumerja en una dimensión poco transitada en el contexto de la rutina. El sexo en un hotel mejora siempre nuestras experiencias sexuales en otro ámbito. Nada para mantener a raya a la libido como una buena sesión de sexo en un confortable hotel.

Olvidarnos de las tareas que en casa debemos realizar facilita de una forma inequívoca la posibilidad de completar una sesión de pasión sexual. Además, cuando el juego de la pasión sin inhibiciones comienza, resulta muy difícil pararlo, afortunadamente. Si la rutina del día a día es capaz de acabar con el deseo sexual, la novedad y olvidarse de las preocupaciones, como solemos hacer cuando nos enfrentamos a una sesión de sexo en un hotel, es el mejor remedio contra este peligro que, diariamente, nos acecha.

 

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