Si hay un asunto controvertido en torno al mundo del sexo, sin duda, ése es el maravilloso mundo de los cachetes en el culo. Para unos es un perfecto complemente a las caricias más tiernas, una forma de continuar el juego introduciendo mayor grado de intensidad. Para otros, en cambio, suponen un acto casi denigrante, una forma de violencia menor intolerable por la posibilidad de crecimiento que pudiera tener. Los cachetes en el culo, como casi todo en el mundo del sexo, no son algo sobre lo que todo el mundo tenga la misma opinión, ni mucho menos.
En una encuesta realizad en el entorno de esta redacción, completamente casera y sin ningún rigor científico, los resultado desvelaron una asombrosa igualdad por casi todas las opciones posibles en lo que al mundo de los cachetes en el culo se refieren. Al 25% de los encuestados no le gustaba dar ni recibir cachetes en el culo. A otro 25% le gusta tanto dar como recibir cachetes en plena relación sexual. El 37% de los participantes declararon que sí les gustaba dar cachetes pero no recibirlos. Por último, al 13% de los encuestados afirmaron que sí les gustaba recibir pero no impartirlos ellos. Es difícil mayor nivel de igualdad.