En nuestra ultima entrada hablamos sobre el piercing sexual masculino y algunas de sus posibilidades. Por supuesto que entre las mujeres también es un objeto altamente cotizado. Prueba de ello es que un gran número de mujeres jóvenes optan por la opción de anillarse el sexo con alguna de las múltiples opciones que están a su disposición. Como en el caso de los hombres, en las mujeres, el piercing sexual se centra en todo el aparato genital. Vamos a repasar algunos de ellos.
Quizás el piercing más conocido sea el que se conoce por las siglas VCH que, con su nombre completo se llama «capuchón clitoidiano vertical». Pasa por una finísima capa de tejido del clítoris. Además de ser el más cómodo de llevar, al reposar sobre el clítoris es el que provoca una estimulación más directa y, por lo tanto, uno de los proferidos por las mujeres.
El caso del «capuchón clitoridiano horizontal» es más estético que el anterior, ya que se presenta horizontalmente pero, a al vez, menos cómodo de llevar, ya que su roce en la vida normal puede resultar algo molesto y, además, al no descansar sobre el propio clítoris, la sensación de placer que provoca es menor que el anterior.
EL triángulo es un piercing que se coloca de forma horizontal tras las terminaciones nerviosas del clítoris, justo en la base donde se forma el capuchón. No está recomendado para todas las mujeres ya que depende su tolerancia del tamaño del clítoris que, en cada mujer, es un mundo. En este caso, el piercing descansa tras el clítoris, por lo que provoca un mayor estímulo en la parte posterior.
El piercing en los labios menores responde a un criterio más visual que sexual. Suele suceder que quienes se realizan un piercing en esta zona deciden realizarse perforaciones múltiples. En cualquier caso, la estimulación que puede provocar, tanto a su portadora como a su pareja sexual, tiene más que ver con su presencia estética que con la participación activa que pueda asumir en el juego sexual que, prácticamente, es nula.