El sexo lésbico, afortunadamente, ya es sólo una opción sexual más. Atrás quedaron los tiempos donde este tipo de prácticas fueron perseguidas socialmente. Todo esto ya pasó y dos mujeres cualquiera tienen la posibilidad de expresar su sexualidad entre ellas de la manera que más les apetezca sin tener que preocuparse por los trasnochados clichés sociales. El sexo lésbico, simplemente, en la actualidad es una forma más de disfrutar del sexo.
Pero el placer que puede llegar a facilitar el sexo lésbico no acaba en el disfrute sexual que, ya por sí mismo, sería razón más que suficiente para acercarse a él. Además de los placeres que otorga la sexualidad, este tipo de encuentros sexuales tiene un montón de ventajas que les diferencia del resto de encuentros sexuales. Vamos a hacer un pequeño repaso por algunas de ellas.
El sexo lésbico, por ejemplo, cuenta con una eficacia como método anticonceptivo superior a cualquier otro método. Sus posibilidades de éxito son, sencillamente, el 100%. A diferencia de los encuentros sexuales de otra naturaleza, con este tipo de encuentros no hay ningún tipo de posibilidades de embarazo. Además, es gratuito como método anticonceptivo y, por si fuera poco, no tiene ningún efecto hormonal colateral.
El sexo lésbico, además, es un potente antídoto contra los mitos sexuales heterosexuales basados en el coito y la penetración como única fuente de alcanzar el placer. Por supuesto, esto no es así y, para ello, basta haberse asomado, aunque sea como observador, a cualquier encuentro sexual entre dos mujeres para lograr entenderlo.
Además, el sexo lésbico, aporta ventajas a la hora de cuidar la salud. El aumento de la capacidad aeróbica y de la elasticidad son un hecho cuando se producen este tipo de encuentros. De hecho, la propia naturaleza de esta sexualidad lo favorece, ya que las posturas, los tiempos y las elongaciones musculares han de ser sensiblemente mayores que en los encuentros heterosexuales.