Normalmente, limitamos nuestra sexualidad a determinadas zonas orgásmicas. Cada vez que queremos ponernos a disfrutar de una intensa sesión de sexo, de forma inevitable, solemos recurrir a estimular siempre las mismas zonas. Les llamamos zonas erógenas y son aquellas que, al ser estimuladas, nos provocan placer sexual. la correcta estimulación de las zonas erróneas nos provocan una intensa sensación de deseo y de querer aumentar la intensidad hasta llegar a una situación aún más íntima. La mayoría de las veces recurrimos a las mismas zonas orgásmicas.
Sin embargo, todo nuestro cuerpo está plagado de multitud de terminaciones nerviosas por lo que, una gran cantidad de nuestro cuerpo puede convertirse en una fuente inagotable de placer a poco que lo debamos utilizar. Solemos buscar el orgasmo en los órganos sexuales, sin embargo, otras zonas orgásmicas son posibles.
Una de las zonas orgásmicas más desconocidas es la curvatura del labio inferior. Se trata del punto centra del labio inferior de la boca. La cantidad de terminaciones nerviosas que convergen en ese punto es enorme, lo que provoca que con la estimulación adecuada, estemos ante una bomba de relojería en lo que a orgasmos potenciales concierne.
La manzana de Adán es otra de las zonas orgásmicas que no son demasiado conocidas. Es el punto de la fisionomía masculina que se encarga de resguardar la glándula tiroides. Guarda una relación absoluta con los genitales masculinos por lo que una estimulación adecuada provoca intensas sensaciones que, con paciencia, podrían llegar hasta el orgasmo.
Probablemente, cuando hablamos del perineo lo estamos haciendo de una de las zonas orgásmicas no tradicional que es más conocida por el gran público. Localizar el perigeo en la anatomía humana, ya sea de un hombre o de una mujer, es sencillo. En el hombre es la zona que va desde la base del escroto hasta el anao y, en las mujeres, su equivalente, des decir, la región que se encuentra entre el fin de la vulva y el ano. La estimulación de esta zona puede llevar al orgasmo, tanto a hombres como a mujeres. Es una zona especialmente sensible y las sensaciones se recogen con una especial intensidad.