El conocimiento de las zonas erógenas de una mujer resulta totalmente imprescindible si queremos transportarla a un mundo de sensaciones. Para que nuestras relaciones sexuales sean un completo éxito, para hacer que nuestras compañeras en la cama lleguen al éxtasis más absoluto, debemos tener muy claro cuales son las zonas erógenas de una mujer y, por supuesto, cómo estimularlas para que la experiencia sea todo un éxito.
La mejor forma de encontrar las zonas erógenas de una mujer, por supuesto, es investigar recorriendo con detenimiento su cuerpo. Lo lógico es que una mujer lleve años investigando, a través de la masturbación y de otras técnicas, dónde están las zonas de su cuerpo que mayor placer son capaces de proporcionarles. Por lo tanto, ante su conocimiento y nuestra ignorancia, escucharlas hablar sobre el tema puede resultar muy útil. En cualquier caso, al margen de las particularidades que, sin duda, encierra cada mujer en materia sexual, hay zonas erróneas que resultan comunes a casi todas ellas.
El clítoris es el órgano sexual por excelencia. Es el único órgano del cuerpo humano diseñado exclusivamente para otorgar placer. Sin ninguna otra función. Sin duda, es la estrella de las zonas erógenas. La gran concentración de terminaciones nerviosas la convierte en el gran protagonista del placer sexual de una mujer. La delicadeza debe ser norma obligada al usar las manos o la lengua para su estimulación.
El perineo es uno de los grandes desconocidos dentro de las zonas erógenas de una mujer. Se trata del espacio que se encuentra entre la vagina y el esfínter anal. Su estimulación puede ser algo más brusca que la del clítoris. Las sensaciones que provoca su correcta estimulación causas sensaciones increíblemente placenteras.
El ano también está lleno de terminaciones nerviosas por lo que es una importante fuente de placer. Resulta común que algunos prejuicios se interpongan entre al placer anal y la pareja. A pesar de ello, es una de las zonas erógenas más potentes en el ser humano.
Los pechos, la cara interna de los muslos, el cuello, las orejas y la espalda son algunas otras de las zonas erógenas importantes y comunes a casi todas las mujeres.