El sexo en el sofá es especialmente saludable. Ofrece la comodidad de la cama y la inmediatez del aquí te pillo aquí te mato. Una tranquila sesión de cine casero se puede transformar, apresan sin darnos cuenta, en un lujurioso encuentro sexual a poco que encontremos la pareja adecuada. Esa magia, a medio camino entre la placidez de la siesta y el calor del contacto físico, no es comparable a ninguna otra. El sexo en el sofá, definitivamente, es una de las mujeres cosas a las que se pude aspirar en esta vida.
Los motivos para practicar sexo en el sofá no son ni pocos ni baladíes. El grado de comodidad puede ser, incluso, superior al de la cama. Los sofás modernos ofrecen un nivel de confort excelente para casi cualquier actividad que se nos ocurra poner en práctica. Las posibilidades, en cuanto a variedad se refiere, también son superiores a las que nos ofrece la cama. El suela está más cerca y nos permite apoyarnos con pies o manos mientras parte de nuestro cuerpo o el de nuestra pareja sexual, descansa sobre el sofá. El abanico de opciones que nos abre esta circunstancia es ilimitado.
En muchas ocasiones, el sexo en el sofá no sólo es una opción si no es posible, o no se quiere, tener sexo en la cama. A menudo, la primera opción es el sofá. Un ejemplo claro es cuando se trata de sexo ocasional. Queremos invitar a alguien a tener sexo con nosotros pero no a que pase la noche con nosotros. Evidentemente, no es lo mismo. invitar a alguien a tu cama parece que abre otro espacio de intimidad mucho más profundo. Parece que supone abrir la puerta a una noche en tu cama. En cambio, el sofá no deja lugar a dudas. Es lo que es. Sexo, tan urgente como el que más y tan apasionado y lento como deseemos pero, tras finalizar, no contaremos con compañeros de sueños salvo que así lo hayamos propuesto explícitamente.
En una encuesta realizada por una conocida marca de preservativos casi un 90%, tanto de hombres como de mujeres con pareja pero que no viven juntos, declaran mantener sexo en el sofá con asiduidad. Entre los sitios preferidos por la mayoría de los que viven en pareja ocupa el segundo lugar, después de la cama.