Senos, tetas, pechos, mamas. Son algunas de las denominaciones de una de las zonas más sensibles y hermosas del cuerpo femenino. Los hombres soñamos y fantaseamos con senos de todas la sofrías y tamaños posibles. Algunas mujeres alcanzan el orgasmo con tan solo la estimulación de los senos aunque, por el contrario, también existen algunas mujeres insensibles a cualquier tipo de estimulación mamaria.
Los senos son una enorme zona erógena. Cuando se estimulan las tetas, éstas reaccionan con un visible endurecimiento de los pezones que algunos compraran con la reacción del clítoris. Esto es debido a un hinchazón en las venas que rodean la zona y que hace que los senos se vean más voluminosos. La excitación sexual no viene del endurecimiento de los pechos sino del mensaje que envía la zona responsable de la excitación sexual del cerebro, el córtex. Desgraciadamente, no somos iguales frente al placer mamario. Mientras hay algunas mujeres que experimentan el máximo placer sexual estimulando los senos, otras no lo ven tan excitante y apetecible. La talla del pecho no tiene que ver con el nivel de sensibilidad. El motivo responde más a cuestiones psicológicas que físicas. La tetas son un símbolo sexual de extraordinaria belleza y muy apreciado e, igual que les pasa a los hombres consu pene, cuanto más ame una mujer a su pecho y más orgullosa se sienta de él, mas disfrutará de su estimulación durante el sexo.
Pero, siendo sinceros, el motivo más importante y común por el cual una mujer podría no disfrutar de la estimulación de los senos es porque le practiquen mal la estimulación. Sin la mínima destreza, interés y tiempo no es posible causar un mínimo de placer. Sin la dedicación suficiente los estímulos enviados no despertarán ningún tipo de placer. Una terrible consecuencia más de la falta de interés de algunos hombres por los preliminares. La sexualidad femenina es sumamente diferente a la sexualidad masculina. Centrarse sólo en las partes genitales no es placentero para la mujer. Por otro lado, como es una zona muy sensible, la estimulación forzada tampoco es buena. Incluso podría llegar a resultar dolorosa. Como siempre, para alcanzar el punto justo de placer, la experimentación y el diálogo son las mejores armas.