NuevoLoquo blog

El riesgo de contraer enfermedades venéreas

Las enfermedades venéreas o enfermedades de transmisión sexual (ETS) son un conjunto de enfermedades infecciosas que se transmiten, generalmente, por medio del contacto sexual aunque también se pueden contraer por el uso compartido de jeringuillas, en transfusiones y mujeres embarazadas se las pueden transmitir al feto, bien durante el embarazo o en el momento del parto.
Este tipo de enfermedades venéreas atacan principalmente a los órganos genitales aunque pueden dañar también otro tipo de órganos. Se transmiten muchas veces por el simple contacto con los genitales, aunque no haya existido eyaculación o penetración.

El riesgo de contraer alguna de estas enfermedades venéreas aumenta cuando mantenemos relaciones sexuales con personas pertenecientes a grupos de alto riesgo, con personas desconocidas o con personas con una vida sexual activa o de las que desconocemos su pasado.

En caso de que nos diagnostiquen alguna de estas enfermedades venéreas, debemos informar a todas las personas con la que hayamos mantenido relaciones con el fin de que puedan comprobar si se han infectado. Es imprescindible que esto sea así. Es nuestra responsabilidad alertar a los posibles infectados cuando esto suceda.

Éstos son algunos de los síntomas que nos pueden indicar que padecemos una enfermedad venérea:

Orinar con mucha frecuencia.

Ardor al orinar.

Picor o ardor en los genitales.

Orina muy oscura o con olor fuerte.

Flujo vaginal con mal olor.

Bultos o nódulos en las ingles.

Sangre en la orina o en el semen.

Dolor al practicar relaciones sexuales.

Ulceraciones en los genitales.

También existen muchos mitos o leyendas urbanas sobre el modo de contagio de este tipo de enfermedades que no son ciertos y que provocan bastante recelo en algunas personas. Debemos tener muy claro que estas enfermedades no se transmiten:

En gimnasios, piscinas, duchas o baños públicos.

Practicando actividades deportiva o artísticas, como el baile.

A través de alimentos o bebidas.

Por participar en actividades con multitudes como visitar hospitales, compartir oficinas o viajar en transporte público.

Por tocar objetos, como el dinero, vasos, platos…

Por compartir prendas.

Por un apretón de manos o un abrazo.

Salir de la versión móvil